Parece ser una constante en la educación aquello de estar en crisis. Es cierto que ahora vivimos tiempos muy difíciles pero preguntando a nuestros mayores en la educación nos dicen que siempre estuvimos en cambio. No puede ser de otra manera porque las maestras estamos siempre en constante evolución, mirando cosas nuevas, aplicándolas, formándonos… Esto nos muestra una actitud implícita en los educadores: querer hacer las cosas mejor. Y cómo esto de la educación es una tarea imperfecta porque está hecha por ser humanos, de naturaleza intrínseca imperfecta, pues es una tarea sin fin.
Además, vivimos en un contexto sociocultural que ha cambiado por completo en las últimas décadas. La comunicación y la información nos abruman en contraposición de la educación de los últimos siglos y donde además numerosos avances científicos corroboran nuevos paradigmas educativos. Una sociedad que evoluciona con rapidez, que es más crítica porque tiene más información y por tanto busca nuevas alternativas educativas: escuelas libres y democráticas se desarrollan cada año, madres de día cogen el testigo de una educación más respetuosa y la mayoría de profesionales de la educación están en movimiento. La pregunta es. ¿Se adapta la educación al ritmo de los nuevos tiempos?
La respuesta es obvia, la rueda educativa (leyes, comunidades, escuelas, claustros…) se mueve mucho más despacio de lo que la Educación y la Infancia requieren. De hecho todavía vivimos en un sistema educativo que tiene como base el sistema industrial de cadena de montaje que enseña información y controla.
Con todo esto moviéndose en la actualidad (y también en mi cabeza), os pregunto:
¿Con qué escuela sueñas? ¿Cómo sería?
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«Una escuela con los pies en el cielo»
Una escuela contra el fracaso escolar sobretodo en la pre adolescencia y adolescencia donde se dan la mayoría de los casos y contra el acoso escolar que en algunos casos se deja pasar por alto y los docentes no se implican porque la dirección tampoco, no tienen los recursos ni la formación y muchas veces ni chispa humana para tratar a los chic@s. Una escuela que no prejuzge a los alumnos según su tipo de familia, ni por su religión o por la situación económica o social de sus padres, porque hay escuelas que no son inclusivas…para nada y creo que a estas alturas condicionar a los chic@s a que sean un estándar es erróneo y va en contra de su desarrollo y formación como futuros adultos y seres humanos. Si un alumno está desmotivado pues buscar la manera de crear esa chispa que lo enganche a seguir, no que nadie hace nada por ellos, juzgar a tod@s los que tienen fracaso escolar en el mismo saco es lo que sucede y así pues académicamente no hay alternativas válidas.
También quisiera que se afronte con más firmeza y humanidad y con sensibilidad los casos de acoso escolar, que muchas veces se saben y se dejan pasar por alto, luego muchas veces ya es tarde…
Gracias.
Por un profesorado y una escuela más abierta y humanizada.
Una escuela que inculque la necesidad de hacerse preguntas y la capacidad de buscar respuestas para forjar un criterio propio.
Una escuela que le dé al niño lo que es capaz de tomar en ese momento y esté atenta al siguiente paso que puede dar.
Una escuela que vaya más allá de los tres principios de Platón sobre la educación, aún vigentes 20 siglos después. Que lo más importante no sea el aprendizaje y todas las «innovaciones» que resultan en demasiadas ocasiones más de lo mismo.
Una escuela con una metodología diseñada para SENTIRNOS más Humanos, despertando el interés por el órgano que nos hace humanos e inteligentes, nuestro CEREBRO. Estudiada para REVOLUCIONAR la prevención adelantándola 10-12 años y algo no menos importante, generar Autoconfianza y Autoestima en los niños cuando sientan en su interior el mayor Patrimonio que tenemos como seres humanos.
Una metodología que revalorice a la especie humana y saque a la luz la mayor emoción asociada al cerebro y que tenemos que descubrir entre todos, la emoción de la vida.
Una metodología que sea gratis y para todos sin excepción en escuelas que apuesten por comenzar por el principio de todo, el cerebro humano y la emoción de la vida.
Una escuela que sepa navegar en la incertidumbre, que siempre mire al futuro, que eduque para lo que un día será, que sepa lidiar en los límites del sistema. Gracias por la aportación tan certera.