Hoy quería adentrarme en el mundo del desarrollo de la autonomía en educación infantil. Aparentemente y desde el «buenismo» pedagógico y de la crianza, las figuras de referencia buscan aumentar la autonomía de los niños y niñas progresivamente.
Sin embargo, aunque estamos de acuerdo en que es necesario, importante y clave para su desarrollo. Cada cual entiende una cosa diferente sobre la autonomía. Aquí mi hipótesis:
Autonomía infantil es la actitud que tienen los niños y niñas para actuar y desarrollarse en función de sus propias capacidades con el objetivo de conquistar nuevos estadios evolutivos desde su propia libertad de acción y pensamiento.
Cuando pienso en esto, siempre me hago una imagen mental en la que la infancia avanza de la dependencia a la autonomía, es decir, crece. Sin embargo, cuando la cosas se complican algunas veces hablamos de sobreprotección en un margen y de supervivencia en el otro extremo. El punto donde está un niño o niña (en este caso un triángulo) varía en función de su características personales, contextuales y también de su momento evolutivo.
He hecho un gráfico sencillo para aclararme, hacerlo más sencillo y hablar sobre un esquema común:
Al nacer, están en el margen izquierdo del gráfico, en una etapa de dependencia natural y necesaria en los primeros estadios que avanza progresivamente con el tiempo. En estos momentos, es importante la vinculación con las figuras de referencia para poder generar una dependencia sana. La lactancia, el piel con piel, el tono muscular, las palabras… son el marco de acción para podernos desarrollar en los primeros estadios de dependencia.
También hay que tener en cuenta aquí los estadios evolutivos. Porqué no se es autónomo en vestirse por ejemplo de recién nacido, ni se debería ser dependiente a partir de los 3 o 4 años (siempre aproximadamente). En resumen, el momento evolutivo cuenta mucho en este gráfico y es el primer punto de partida.
Sin embargo, según avanza el tiempo y no mucho (meses después de nacer) empieza el proceso de la conquista de la autonomía.
El primer pasito son las primeras conquistas de la autonomía psicomotriz: levantar el cuello, mirar, hacer medios volteos… Después avanzan en sus necesidades básicas: alimentación, sueño, higiene… Continúan o simultanean con la autonomía de rutinas y hábitos para progresa hacia la autonomía de tareas, aprendizaje y pensamiento. Un proceso que lleva toda una vida.
Un buen viaje. Nada sencillo para docentes ni familias pero necesario para la vida.
¡Ojo! En función de cómo va el viaje se desarrollan los aspectos más importantes de una persona: autoconcepto, autoestima, autopercepción, autocontrol, expresión emocional, empatía, perseverancia, respeto, autoconocimiento, iniciativa, toma de decisiones y responsabilidad personal.
Nos queda por mencionar los dos extremos del gráfico, digamos que la parte sana es la que va de la dependencia a la autonomía. Sin embargo, nos encontramos en que la sobreprotección es una actitud, normalmente bienintencionada, donde por amor evitamos que los niños y niñas se hagan cargo de su propia libertad, desarrollo y responsabilidad en su momento evolutivo.
Digo que es bienintencionada porque se hace por amor, tratando de evitar dificultades, frustraciones e infelicidad a nuestros hijos e hijas. Se hace sin querer, pero se ha de revisar de vez en cuando queriendo. Queremos lo mejor para los nuestros, y a veces nos confundimos en el desarrollo de la autonomía. También se hace por comodidad, ya que hacerlo tú en vez de tu hijo o hija ahorra tiempos en el presente, al ir más rápido, pero se gana problemas en el futuro: falta de autonomía, voluntad, iniciativa, motivación intrínseca… Esto lo trabajo de continuo con las familias de mi aula independientemente del curso en el que esté.
En el otro extremo y muy importante está el hecho de que habitualmente se confunde la autonomía del niño o la niña con la supervivencia. Que no es otra cosa que sobrevivir en condiciones poco favorables o donde el adulto no acompaña la conquista de la autonomía. Vamos, lo que coloquialmente expresamos como que se busquen la vida sin nadie que observe y regule si es adecuado a su momento evolutivo, posibilidades o capacidades.
¿Cómo se desarrolla la autonomía?
Gran pregunta. Todo este proceso de la conquista de la autonomía se da en dos ámbitos, la familia y la escuela. Contextos que se conjugan y donde habitualmente chocan las creencias de las figuras de referencia.
Es decir, para que un niño o un niña desarrolle su autonomía va a depender en primer lugar del adulto que acompañe. Y esta persona, va a determinar con su actitud, conocimiento y acción su desarrollo.
- Actitud porque la mirada, el vínculo generado, el amor, la alegría, la paciencia y sobretodo la creencia que tenga la persona sobre las posibilidades de acción de la infancia van a limitar o no su crecimiento.
- Conocimiento porque el hecho de conocer los estadios evolutivos permitirá que nos anticipemos a qué necesita para crecer y por donde aproximadamente debería estar. Prepararemos el contexto para que de forma autónoma siga evolucionando y nos ajustaremos al niño o niña con el que estamos.
- Acción porque en función de cómo acompañemos tendremos unos resultados u otros. Un acompañamiento respetuoso, que está presente y observa pero deja mucho espacio para actuar; que es figura de seguridad y que reflexiona sobre qué se necesita; y que transforma los contextos o espacios para su crecimiento va a generar muy buena autonomía. El resultado es completamente diferente si no escuchamos a la infancia, la decimos cómo tiene que actuar, hablar y pensar. Y no tiene margen de acción.
Ejemplos del desarrollo de la autonomía
Analizaré dos ejemplos (reales) a modo de curiosidad sin que sirva de regla, porque la vida de cada niño o niña es completamente diferente.
«Niña de 5 años ya cumplidos que le dan de comer, le visten, duchan… Y que muestra dificultades para el aprendizaje en la escuela. Además le cuesta relacionarse con los demás por inacción»
Analizaremos la autonomía en los hábitos básicos: higiene y alimentación.
En cuanto a desarrollo evolutivo, un niño o niña de 5 años puede y debe prácticamente ducharse, vestirse y comer sólo. Como vemos en el gráfico, la familia con todo el amor del mundo ha procurado dárselo todo a su hija desde muy pequeña evitando que hiciera algunas cosas por sí misma por rápidez, comodidad, desconocimiento o simplemente para que no lo pase mal.
El resultado es que este proceso que empieza desde los 6 meses poniendo las bases se ha ido descuidando, y la niña no ha ido avanzando progresivamente para que a los 5 años, el triángulo esté en la autonomía. Sabe hacerlo, tiene capacidades, pero no lo hace, porque siempre se lo han hecho.
Esto genera que cuando está en el aula y se tiene que enfrentar a una tarea en papel o a una relación, tiene muchas más dificultades porque espera que venga alguien a ayudarla a resolver la situación o el problema cognitivo que se le genera ante una tarea. Esta sobreprotección bienintencionada ha generado una falta de autonomía y autoconfianza en la niña.
Que esto no sirva de alarmismo, que se trabaja con la familia y se avanza a grandes pasos. Aunque la dificultad, no reside en la niña, sino en la dificultad que tiene la familia para cambiar de actitud permitiendo que su hija se haga responsable de sí misma.
Ahora nos vamos al otro extremo: «Niño del mes de diciembre, dos años y 8 meses, que llega al primer curso de infantil (3 años) sin controlar esfínteres. En la escuela existe la pauta de que al colegio se va sin pañal y existe un choque entre familia y tutora porque además la tutora de por hecho que es un trabajo de familia».
En este caso, por desarrollo evolutivo estamos en una franja donde un niño o niña puede todavía no estar preparado madurativamente para controlar esfínteres. Podría ser tardío. La dificultad aquí reside en la actitud de la tutora que por lealtad a su sistema de creencias, y no por mala voluntad, entiende que esto debe estar ya hecho y muestra una actitud de que ya espabilará: «al final, todos los niños y niñas controlan esfínteres». Lo que ocurre es que cada vez que se hace pis o caca, que además se tiene que cambiar sólo que aún va flojito, es que se va minando la autoestima y el autoconcepto del niño. Aquí el trabajo, que es mucho más difícil de hacer es por parte de la tutora. Alguien (la familia o un compañero/a) tiene que hacerla ver que no está preparado madurativamente y no sólo eso, necesita que la tutora le recuerde o le acompañe de vez en cuando el ir al baño para que el control de esfínteres no sea una tortura sino un éxito. Aquí los efectos no se ven en el corto plazo, pero si no se resuelve bien podrían aparecer en el largo plazo.
A partir de aquí todo son preguntas para tí que puedes responder aquí abajo: ¿Qué piensas de la autonomía?, ¿Y del artículo?, ¿Cómo acompañas para que la infancia sea más autónoma?, ¿Qué trucos tienes?
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Me encanta. Completo, muy bien explicado y muy necesario que así se entienda la autonomía.
Los dos extremos, sobreprotección y supervivencia se ven aún con mucha frecuencia. El gráfico sencillo y muy útil perfecto para que las familias o maestros lo entiendan.
Sin duda comparto que ese viaje empieza desde el bebé que nace y comienzan sus primeros logros. Lo importante que desde este momento la figura de referencia acompañe desde el amor cubriendo todas sus necesidades, dandole seguridad.
Mil gracias por tus palabras.
He tratado de simplificar algo complejo para mi.
Sin duda es importante la figura de referencia que acompaña que marca todo lo que va a ocurrir.
Un abrazo grande!
Interesantísimo artículo. La autonomía hay que trabajarla , entre otras, desde el amor, el conocimiento y sobre todo la paciencia; nosotros lo hariamos más rápido, sí, pero debemos entender que es labor de nuestros niños y niñas hacerlo para crecer autonomamente. Siempre que no se trate de un caso de supervivencia… que todas vivimos.
En cuanto a la sobreprotección, me parece importante reflexionar sobre ello, vivimos en una sociedad cada vez más inmediata, y quizá como adultos reflejamos eso mismo con los niños, queremos que lo hagan ya, ahora y rapido y por eso nuestras acciones para ahorrar tiempo.
Pero nadie dijo que la educación, y en este caso la infancia fuese un proceso rápido, así que, a dar herramientas, ofrecer estartegias y a acompañar.
Un saludo !
Sí, igual me he dejado por ahí la paciencia. Lo voy a incluir que es muy necesaria junto a amor.
La educación no es un proceso rápido, y es cierto que vivimos en una sociedad que busca resultados inmediatos.
Gracias por comentar!
¡¡Madremia cómo has descrito el caso de mi hija con el segundo caso y el control de esfínteres!!( ahora tiene 4 años recién cumplidos porque es de últimos de año).A nosotros nos pasó algo muy parecido como el que cuentas e incluso tú vimos que recurrir de la ayuda de la orientadora fuera del centro. Se hizo de algo natural y que solamente requería de acompañamiento, un gran problema y tal es así que, todavía no podemos trabajar un hábito con toda normalidad porque se nos pone a llorar y a gritar. La actuación de la tutora ante tal situación me pareció de muy poca profesionalidad y poco respecto hacia un niño. En la actualidad lo tiene controlado, pero va ella sola y no te dice nada hasta ya que ha terminado, pero nos pasó algo hace poco concretamente después de volver de vacaciones de Navidad, el primer día después de vacaciones la nena se hizo » caca» encima y mi hija me dijo que había llorado mucho porque la maestra la había regañado, al día siguiente le pregunté a la tutora para saber, y nos digo que ella no la había regañado que se había puesto a llorar porque le había pedido que se pusiera ella sola la ropa, pero sinceramente creo que algo más sucedió porque después de lo que pasó ha estado durante dos semanas haciéndose encima y cada vez que se hacía ella nos decía» no pasa nada verdad, me perdonas mami». El artículo me ha parecido fabuloso, muchísimas gracias por todo lo que transmites en él.
Gracias a ti por el testimonio. Lo escribo porque lo veo que ocurre y en efecto como demuestras ocurre. No todos los docentes son así, ni todas las escuelas. Pero existe y no debería. Gracias por tus palabras.
Un abrazo,