¿Cómo integramos las necesidades de las familias?, ¿Qué hacemos con las reivindicaciones de la sociedad para la educación?, ¿Qué lugar nos queda?
Soy docente. Convivo con 26 niños y niñas. Me paso el día pensando en unos y otras, en sus habilidades y dificultades. He estado en multitud de cursos, talleres, jornadas de educación y escuelas de verano.
Una familia me ha regalado un libro de Carlos González para que sepa como tratar a su hija. En la radio hablan sobre acoso escolar dando pautas a familias y docentes. En la televisión hay un experto que habla sobre neuroeducación. Las familias de mi clase me preguntan si realizamos un correcto enfoque en el aula sobre educación emocional, inteligencias múltiples, coeducación y el uso de las TIC.
Desde la administración se propone un proyecto bilingüe para la etapa de infantil. Pasamos horas plasmando objetivos, contenidos, actitudes y programaciones para cubrir todo el currículo. Han venido diferentes editoriales por el colegio a ofrecernos su interpretación de la infancia y cómo tenemos que trabajar con los niños y niñas.
Leo multitud de blogs en internet de madres hipermotivadas que hablan maravillas de la educación Montessori, Waldorf, jugar en el campo y en la naturaleza, mejores patios de escuela, metodologías activas y educación respetuosa.
En la escuela cada vez son más niños y niñas para los mismos recursos. Hacemos malabares para cubrir las necesidades básicas de la infancia y su desarrollo. Informes, reuniones eficaces, fiestas, documentos varios, eventos… Apenas se habla sobre educación y nuestra práctica docente.
Dentro de mí hay un impulso que quiere poner en práctica las bases metodológicas de Pikler y Aucouturier. Que quiere impregnarse de las escuelas de Reggio Emilia y las propuestas de Malaguzzi. Que trata de comprender la profundidad de la mirada de Mauricio y Rebeca Wild. Algo dentro de mi anhela que se pare todo e incorporemos la pedagogía del caracol.
Mi pareja dice que cómo dedico tanto tiempo a esto, que siempre estoy pensando en qué estamos inmersos y cómo nos iría mejor. Mis amigas que siempre estoy hablando de educación. Mis hijos experimentan todas las propuestas que llevo al aula. El médico me ha dicho que debería hacer deporte y dormir más.
Ahora busco algún experto que me ayude a incorporar y aplicar todo esto al aula en 25 horas lectivas para así poder llegar a la ansiada perfección docente.
Tú, ¿Qué vas a hacer?
Artículo escrito en el número 96 de la revista Aula de Infantil de Graó
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Llevo 32 años compartiendo esperanzas, ilusiones, miedos,, alegrías, tristezas, …creciendo con mis alumn@s. Sigo disfrutando del día a día en el aula pero todo lo demás, me ahoga y me sobrepasa. Me estoy quedando sin fuerzas para empezar cada jornada con una sonrisa.
Es normal, hay mucho estrés y acabamos muy cansados. Mucho ánimo, por suerte nuestros peques siempre nos hacen encontrar el camino.
Un abrazo,