Lo que hoy trato de narrar es la experiencia de 27 personas que nos mostramos de corazón a corazón en el maravilloso espacio de la Asamblea. El año pasado, junto a mis 26 alumnos y alumnas, pudimos compartir,  diferentes temas de la naturaleza propia del ser humano como la vida, la muerte, el amor, la separación familiar, etc. Quizás, los más importantes y significativos, puesto que hablar de ellos, significa reconstruir la vida, afrontarla, tener recursos, reconocerla como tal y salir fortalecido de ello.

Sin embargo, hoy comentaré la experiencia que tuvimos hablando y creciendo junto a la muerte. En una asamblea, comentando diferentes temas, salió la muerte de una bisabuela y también de un perro. En ese momento, no daba lugar para poder trabajarlo así que el tema se quedó flotando hasta que un día pudimos aterrizarlo entre todos.

Lo primero que hicimos fue realizar una ronda contándonos las muertes que habíamos tenido cada uno a nuestro alrededor y cómo lo habíamos vivido. Comencé hablando de las muertes de mis abuelas y de mi tío, de la tristeza y el duelo y del no poder tocarles ni hablarles físicamente. Y fue así como cada uno fue contando las suyas: pájaros, perros, hámsters, abuelos, abuelas, etc.

También hubo quien dijo que no se le había muerto nadie cercano. Expliqué que aunque no los conocieran, sus padres y sus abuelos, también tenían padres y madres que ya no estaban y que se habían muerto.

Es así como fuimos generando un campo de emociones, vivencias, ojos vidriosos y sensaciones compartidas. De tal manera, que quien lo necesitó tuvo espacio para sacar aquello que tenía en su corazón. De reconocer entre todos la realidad de la vida.

Uno de ellos, comenzó a llorar desconsoladamente, aunque aguantó hasta que llegó su turno. Como tutor tuve la sensación de que se me podía ir de las manos: inseguridades y miedos que aparecen al abrir temas difíciles.

Lloraba por sus abuelos, porque los echaba de menos y ya no los veía, y por algún tema no resuelto que desconocía, trate de acompañarle y sostenerle emocionalmente poniéndome a su lado, escuchándole pero, seguía llorando…

Entre todos, tratamos de buscar una solución y al final, se me ocurrió sacar la emoción fuera de él. Porque cuando la vemos fuera, la podemos reconocer y distanciarnos de ella al tenerla presente. Así que le propuse hacer un dibujo de sus abuelos para ponerlos en clase. Realmente funcionó, y allí tuvimos al abuelo Pepe y al abuelo Cayetano durante varios meses, incluidos entre nosotros.

Después de este contacto con la muerte, unos meses más tarde puse una hoja en la pared para que apuntaran los temas de los que les gustaría hablar. El primero fue la muerte, después vinieron otros como que quiero ser de mayor, Jesús, el amor, etc.

Esta vez hablamos de la muerte pero desde otra mirada. Pasamos de lo emocional a la aventura de conocer las vicisitudes de la muerte. Comencé preguntándoles, ¿qué era la muerte?. La segunda respuesta fue contundente: “dejas de respirar y ya estás como dormido”. Después, les pregunté, ¿cómo nos podemos morir?: “de una bomba”, “de un tiro”, “con una espada”, “con el coche”… Respuestas que venían de su propio contexto e imágenes de la realidad.

Poco a poco fuimos poniendo orden, descartando las espadas medievales e introduciendo más preguntas que contextualizan las preocupaciones de los adultos: ¿si nos atropella un coche nos podemos morir?. Algunos decían que sí, que le había pasado a una niña cerca del cole (suceso que ocurrió desgraciadamente), otros que no, etc. Concluimos que depende del accidente pero que es posible y que de morirse, ya no vemos a nuestra familia. Lo cual no era del agrado de muchos. Todo ello nos hacía conscientes de la realidad en que vivimos.

Nuestra conversación derivó a otros temas: ¿qué pasa con el cuerpo después de muerto? Y vimos que unos se entierran y otros se incineran, es decir, que se queman. Aunque alguno no se lo creía y había bastantes dudas. Después de varias explicaciones y sin muchas más preguntas, cerramos el tema hasta que fuera necesario.

Y vosotros, ¿cómo trabajáis la muerte?

Imágenes: michaelaw y Mattox

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Padre de familia numerosa y experto en crianza, educación y organización familiar. Es autor de Educar sin GPS, una visión global de la crianza para que disfrutes por el camino de la editorial Planeta.

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  1. Felicidades Ares…Afortunados los niños que tienen profesores con ese nivel de conciencia.

    «A través del duelo permitimos que los muertos se vayan hacia ese lugar desconocido para los vivos «el gran reposo», de esa manera los muertos se sienten respetados y nos miran felices de que nos quedemos en la vida»

  2. He de reconocer que no me gusta mucho hablar de este tema porque aunque comprendo que es Ley de Vida considero muy triste tanto el hecho de perder a alguien y no volverlo a ver jamás, como el hecho de yo morir y dejar de disfrutar de las personas que amo..he de reconocer que me da pánico y que cuanto más lejor mejor..

    Enhorabuena por tu trabajo..tus alumnos tienen mucha suerte de tenerte como educador, seguro que les guías por el mejor de los caminos..y les enseñas a afrontar la vida de la mejor manera..Un abrazo!

  3. La clase de Evangelina, niñ@s de 6 años, se convirtió el año pasado en una compañía de ópera y eligió el tema sobre el que quería que hablase: la muerte. Algunas madres le dijeron a la profesora que era un tema demasiado fuerte para tratar a esa edad. Evangelina les preguntó a l@s niñ@s lo que pensaban sobre esta impresión de las madres y les pidió que escribieran algo. Uno de los alumnos escribió esto: «Papás y mamás, no nos entendéis en la ópera. Si pensáis que son palabras tan fuertes, son nuestras palabras y no las podemos cambiar, porque si no tendríamos que cambiar toda la ópera». Precisamente por eso hemos llamado «Son nuestras palabras» al proyecto en el que tres compañías infantiles de ópera comparten vídeos diciéndose cómo les va el proceso de creación de una ópera. http://www.proyectolova.es

  4. Un tema muy interesante y necesario, Ares. La muerte es un hecho natural que no por ser terrible es menos cotidiano. Hay que conocerla para afrontarla adecuadamente. Y si se hace en el cole pues mejor. Como padre de un alumno tuyo, gracias.

  5. Mi hija también ha sido parte del proyecto, sigue temiendo a la muerte pero se enfrenta a ella con sus preguntas y maravillosos razonamientos de 6 años. Gracias Ares.

  6. Hola Ares
    He llegado hasta ti gracias a Chari Molero (una gran profesora que he tenido en la Habilitación de Educación Infantil que estoy cursando)
    La idea de hablar de la muerte me fascina ( quizá porque lo he vivido demasiado de cerca en mis carnes) y soy de la idea de acercar a los niños a la vida real, la visa es dura y no hay que esconderlo, todos viven la muerte de una manera u otra y adornarlo no creo que sea la mejor la opción.
    Creo que tus alumnos tienen una gran suerte de tener un profesor como tu, lo recordaran todo la vida seguro.
    Te animo a seguir con la misma actitud y forma de trabajar.
    Me gustaría llegar a trabajar con alguien como tu.

    Un saludo y gracias.

  7. Hola Ares esto es educar a ser personas; personas que comunican, comparten, sienten, se respetan… Te felicito.
    Creo que los niños se manejan bien con la muerte, mejor que nosostros, lo que les cuesta más el manejarse con el dolor. Podemos decir «duele» y reconocer así lo que es. Estamos en la cultura del algodón (que no duela nada). La vida es placer y dolor, no existiría uno sin lo otro. ACEPTAR es el gran reto en educación ¿te parece?

    1. De verdad que creo que mucho de lo que nos toca es mirar lo que es, tal y como es… y dejar de mirar lo que no es, o no hace o no tiene, etc… que es uno de los grandes males de la educación… Y en parte, tiene que ver con esa cultura del algodón que dices, la vida es maternante y estructurante y ambos, son necesarios.
      Gracias por tus palabras Amparo, son un gran regalo.

      Un abrazo!

  8. Hola Ares
    Un tema dificil porque apenas se habla de él por estar acompañado por dolor, pero creo que es positivo hablar de ello ya que forma parte de nuestras vidas y hay que estar «preparado» .
    Mi hijo ha tenido la suerte de ser tu alumno y te recuerda con mucho cariño.
    Un besote

  9. Hola Ares, Cani y los demás,

    Me ha parecido un artículo muy bonito, muy sentido, desde luego a los niños les interesa y les preocupa mucho el tema de la muerte, es algo totalmente presente en sus vidas, sobre todo a determinadas edades. Me parece muy bien que lo hayas tratado con ellos de esa manera tan fácil y cercana, sin darle mayor importancia, como algo inherente al hecho de vivir.
    El año pasado mi hija Blanca también tuvo la suerte de estar en tu clase, ya ahora recuerdo que si hubo una época que hablaba de la muerte más de lo normal, ahora entiendo por qué.
    Un abrazo

    Raquel

  10. Ares, muchas gracias por compartir esto. La asamblea es para mí uno de los momentos más alucinantes del aula, sobretodo en la escuela tradicional en la que no hay muchos momentos para que puedan hablar (sobretodo una vez que pasan a Primaria).
    Entiendo perfectamente tu miedo a que se te fuera de las manos (me gusta como resolviste, por cierto), yo sentí lo mismo en una asamblea donde hablaron de malos tratos y de haberse sentido abandonados y abandonadas (con 11 años, alucina!) y, el momento de llanto me asustó pero yo sentía que era un llanto terapéutico y aunque salían llorando, iban diciendo «qué bonito ha sido, Carla, gracias» y es que no creo que tengan muchos momentos más donde puedan hablar de sus cosas y sean escuchados/as con amor. …Ay, que me embalo a hablar de lo mío!!!!
    Ya sabes, yo hablo sobre el duelo en http://yoviendoescuelascarlamartin.blogspot.com.es/2012/12/como-acompanar-los-ninos-y-las-ninas-en.html

    Sigue disfrutando compi!!!

  11. Hola:

    Soy maestro y hace tiempo que hice un pequeño estudio acerca de cómo tratar la muerte en educación infantil y en la vida en general.

    Me parece que tratas el tema de forma muy superficial, no profundizas desde un punto de vista pedagógico. No es lo mismo tratar el tema cuando la pérdida es muy cercana que cuando hace tiempo que sucedió, ni tampoco el nivel de «importancia» de la persona que se pierde.

    Quizás esta sea tu intención, la de sólo dar una idea breve, pero se debe tener cierto cuidado con esto y advertir qué cosas se deben saber antes de lanzarse. Un ejemplo sería el cómo un niño de cinco años entiende la muerte desde la perspectiva de la psicología evolutiva.

    Ante tantos comentarios que te felicitan, siento llevar la contraria pero creo que hay que ser más riguroso para que la profesión sea bien vista por la sociedad.

    1. Hola López,
      Gracias por tus palabras. Estoy muy de acuerdo con muchas de las cosas que comentas. Este artículo lo escribí hace unos años y desde entonces sigo trabajando la muerte. Cada caso con un ajuste diferente que se basa en la escucha y en las necesidades de los niños y niñas. También depende de la cercanía de la muerte como bien dices.
      Desconozco la bibliografía a la que te refieres y creo que sería un buen regalo para los que estamos y los que puedan pasar por aquí que nos cites algunas fuentes o incluso mejor, te invitamos a que nos escribas un artículo con algo así como las bases para trabajar la muerte en educación infantil.
      Muchas gracias de nuevo,

      Ares

  12. Hola, soy una futura maestra que tuvo la suerte de ser alumna de Agustín de la Herrán hace unos años en la Autónoma. La asignatura se llamaba «La muerte y su didáctica » y casi todos los que nos matriculamos lo hicimos por puro morbo y curiosidad. Me cambió la vida, no digo más. Aquellos alumnos curiosos empezamos a verlo todo con otros ojos sabiendo ahora que todo se acaba, que la muerte son cambios cotidianos, desde la hoja que se cae en otoño hasta el oficio ancestral que se extingue. Y aprendimos a hablar y a dejar de tener miedo.
    El propio Agustín nos decía que vivir sin miedo a la muerte nos hacía más creativos.

    Este profe, junto a Mar Cortina, tiene un libro en el mercado que se llama igual que la asignatura, por si os apetece ojearlo si no lo conocíais.

    Un placer leeros.

  13. Soy maestra de Educación Primaria. El vacío de respuestas ante la muerte me llevó a idear el Taller Hablamos de la Muerte que consta de tres actividades distintas: redacción de biografías de ancianos entrevistados por los alumnos, función de teatro en que la protagonista es una abuela muerta y cuentacuentos intercultural (Mi Miel Mi Dilzura) Si os interesa entrad en este enlace (bajando) Espero que os sea útil.

    http://revistas.educa.jcyl.es/revista_digital/index.php?option=com_content&view=category&layout=blog&id=64&Itemid=79

  14. Aunque es una entrada antigua, para mí es completamente nueva.
    He llegado a ella por tu cuenta de Twitter y me ha encantado leerla. Ojalá todos los profesores tuvieran tu sensibilidad y abrieran la puerta a los alumnos para que pensaran y reflexionaran por sí mismos, sin dejar de lado ningún tema, por difícil que este sea
    Es un tema espinoso y difícil de abordar. en mi caso, decidí escribir sobre él un cuento. Aquí te dejo el enlace, por si te apetece leerlo
    http://martesdcuento.wordpress.com/2014/07/29/tres-tristes-tortugas/
    ¡Un saludo!

  15. Pues me parece todo un acierto porque al final la muerte forma parte del proceso de la vida, hay que hablarlo de forma natural y no ser un tema tabú para ellos. yo perdí a mi hermano hace años y siempre le transmito a mis hijos que la muerte forma parte de la vida, que cuando perdemos a alguien que queremos es normal echarles de menos y ponernos tristes en algunos momentos pero que desde donde están nos protegen y nos cuidan. me gusta hablar con ellos de como era su tío, pero también su abuelo que falleció hace unos años…en casa se les nombra, y se habla de ellos cuando ellos preguntan y creo que es lo mejor así que me parece estupendo que lo hayas abordado con tus alumnos en clase con tanta naturalidad y desde lo emocional que en las aulas hay veces que no se trabaja. enhorabuena por ese trabajazo que haces.

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