Cuando hablamos de la felicidad en la Infancia debemos tener en cuenta como base de la pirámide una estructura sólida en la cultura de cuidados, higiene, alimentación y sueño. Además, la calidad en su historia de relación y el desarrollo de los primeros vínculos condicionarán el mejor desarrollo de los niños y niñas.
Estos son los requisitos fundamentales para el desarrollo en la primera Infancia. Sin embargo, conviene revisar estos conceptos porque hoy en día hay mucha confusión en la crianza. Os propongo leer a Pickler, Bowlby, L’Ecuyer…
Además, cada día se produce antes la incorporación a los centros escolares por lo que la inclusión de la escuela a la vida de nuestros niños y niñas determinará el desarrollo de su identidad, autoimagen y autoestima. Es en ese momento tan importante donde tenemos que tener claro qué fundamenta el mejor desarrollo de la Infancia.
La felicidad y la «alianza»
La base de la felicidad del niño/a reside en primer lugar en el bienestar familiar, posteriormente en el bienestar escolar y sobretodo en la alianza entre estos dos ámbitos que conforman su vida temprana.
Podríamos hablar mucho de cuáles son los requisitos para el bienestar en la familia o en la escuela, pero son únicos y diferentes en cada contexto.
Sin embargo algo está claro, lo más importante para la felicidad es la «alianza» entre ellos. Dicho esto, ¿Qué significa alianza?
- Reconocerse ambos agentes educativos e incluirse con defectos y virtudes.
- Demostrar gratitud y admiración hacía la labor del otro.
- Respetar intervenciones y actitudes para construir juntos.
- Confiar en el otro y soltar lo que no es nuestro.
- Pero sobretodo, significa mirar hacía el mismo punto: el niño/a.
Al fin y al cabo, Alianza es algo más sencillo, es la actitud hacia el otro. Así que os dejo con esta pregunta para docentes y familias:
¿Cómo es vuestra actitud hacia el otro agente educativo?
Imagen: cristiandíez
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Yo no tengo más que palabras de agradecimiento. Cada mañana, cuando dejó a mi hijo en el aula, sé que va a ser feliz, que va a aprehender esos valores en los que quiero que viva y crezca. Y sabes qué? Cuando llego a recogerlo y paso la tarde con él, compruebo que no me he equivocado. Nunca agradeceré lo suficiente al destino que, en el sorteo para entrar al colegio, él quedase el último en entrar.
Sí, totalmente de acuerdo, es un dregalo para el niño que familia y escuela miremos juntos hacia su bienestar y desarrollo.