Hoy quiero contarte una historia.

De una madre de la escuela infantil de mis hijos.

Te lo cuento para ilustrar situaciones reales.

No por criticar.

Esta mujer estaba haciendo lo que podía con lo que le había aprendido en su historia de vida.

Y eso es exactamente lo que hacemos todos los padres y madres.

Hacer lo que podemos con lo que hemos aprendido en nuestra vida.

Mejor o peor, los hijos nos obligan a actualizarnos y reaprender bastantes cosas.

Bueno.

El caso es que fui a buscar a mi hija Zaia a la escuela infantil a su clase.

Entré, abrazos, nos despedimos de las profes y salimos al pasillo.

Allí hay que ponerles los zapatos y el abrigo.

En ese momento sale de la clase de al lado la madre protagonista de esta historia.

Bastante enfadada con su hijo de año y medio.

Que no se que habría hecho pero lo normal a estas edades es que muerdan o peguen porque no saben expresar de mejor manera sus emociones y necesidades.

Tampoco creo que hubieran metido presión las educadoras, porque lo comentan pero son bastante respetuosas.

Le hablaba molesta y enfadada mientras le ponía las zapatillas.

  • Te vas a quedar sin parque

Vale mamá decía el pobre niño asintiendo

A mí se me cambio la cara y levanté una ceja pensando que un niño de esta edad no tiene ni idea de lo que son 10, 15 o 25 minutos de tiempo.

Tampoco la palabra “SIN”

Y lo que probablemente entendió de esta frase es que su madre estaba enfadada por algo y no se qué de un parque.

Ojo, que la madre estaba enfadada por algo que había hecho el niño seguramente horas antes.

A estas alturas, tú y yo estaremos de acuerdo en que ese niño aún no entienden los minutos y el tiempo.

Ni lo que pasará después, ni lo que ha pasado antes.

Viven en el presente.

(Y esa es la verdadera magia de la infancia)

Ahí no quedó las cosa.

Siguió diciéndole:

  • “Te voy a castigar sin galletas porque te has portado muy mal”
  • “Y los niños no se portan mal. ¡Eso no se hace!”

El niño solo decía:

  • “Vale mamá”

Y asentía a su madre enfadada una y otra vez.

No le dije nada que bastante tenían ya ambos.

Pero lo apunté para contártelo por aquí.

Igual a ese niño no le sirvió la reflexión que pudiera hacer a su madre pero puede al hacerla aquí, ayude a muchos otros niños.

He querido contarte esta historia porque leer mínimamente cómo es la edad de tu hijo, qué puede hacer y qué no te va a ahorrar muchas incomprensiones y dificultades.

Muchas.

De hecho, lo que que conté en mi masterclass del otro día.

Te ahorra otras muchas.

Si quieres saber más, te lo cuento en mi newsletter.

Padre de familia numerosa y experto en crianza, educación y organización familiar. Es autor de Educar sin GPS, una visión global de la crianza para que disfrutes por el camino de la editorial Planeta.

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