Recientemente hemos vivido la incorporación de los niños y niñas a los centros. El periodo de adaptación es un tiempo donde muchos se enfrentan por primera vez a testar la construcción del vínculo con sus figuras de referencia a la vez que comienzan su proceso de socialización escolar.

El caso es que nos encontramos que en un aula (de segundo ciclo) se incorporan aproximadamente 25 niños y niñas, cada cual diferente, con una familia y contexto único . Él éxito de este proceso depende principalmente de dos factores: el centro y las familias.

¿Qué puede hacer el centro?

En primer lugar es necesario reflexionar sobre cómo vamos a segurizar a las familias para que crean y confíen en nuestro trabajo desde la cercanía. Cada contexto es único, así que os cuento cómo lo hacemos en nuestro colegio:

  • Mandamos una carta en junio con recomendaciones y los turnos del periodo de adaptación para que puedan conciliar de la mejor manera posible su vida laboral y el comienzo de la escolar.
  • Realizamos una reunión con todas la familias sobre el funcionamiento del periodo de adaptación en  septiembre antes de empezar. Después de la reunión los niños y niñas pueden estar en las aulas y el patio para que vayan conquistando el nuevo espacio.
  • Dejamos pasar a las familias al aula y a los espacios en las entradas y salidas.
  • Somos cercanos con ellas y no las tenemos miedo (parece banal pero ocurre mucho en nuestra profesión). Las familias son aliadas del trabajo que realizamos.
  • Mantenemos una comunicación fluida y escuchamos sus demandas e idiosincrasia familiar.

Además, hace unos años reflexionábamos sobre qué ofrecían los espacios de nuestro centro a los niños y niñas que fuera diferente de un hogar medio. Descubrimos que las familias tenían la misma cocinita del Ikea y más o menos los mismos materiales que el centro. Así que nos pusimos a darle una vuelta a los espacios desde una perspectiva pedagógica mediante materiales no estructurados y nuevas posibilidades que ha generado que incluso haya niños y niñas que hayan llorado al irse del centro durante el periodo de adaptación. El espacio que se prepara para la Infancia determina su desarrollo .

Otro aspecto importante es cómo los docentes acompañamos a la infancia. No queremos cortar su llanto, sino reconocerlo y validarlo. No queremos «arrancar» de los brazos, sino que las familias se agachen a la altura de sus hijos y hagan el proceso de separarse conscientemente. Este punto da mucho para debatir y también hay muchos niveles de conciencia a la hora de acompañar. Lo que está claro es que siempre se puede mejorar y ser más respetuosos y profesionales.

Qué puede hacer la familia

Tratamos de ayudar a las familias con consejos sencillos pero que son los pre-requisitos para un buen periodo de adaptación. Se los mandamos para que los tengan en cuenta durante el verano:

  • Hablar al niño/a de lo que va a encontrar, cuanta más información tengan del proceso más seguridad tendrán.
  • Hablar del colegio en positivo (hacer amigos/as nuevos, jugar en un espacio diferente, aprender muchas cosas…).
  • Transmitirles seguridad, tranquilidad, ilusión y confianza a la hora de enfrentarse a este cambio.
  • Es interesante que vengáis a ver el cole y sus alrededores antes de comenzar, así como hacer el trayecto que haréis habitualmente.
  • En función del ritmo de vuestro hijo/a, sería conveniente ir dejando el pañal, chupete y biberón.
  • Buscar espacios durante el verano para jugar y compartir con niños y niñas de su misma edad (parque, piscina, playa…).
  • Practicar autonomías básicas que harán más fácil su vida en el cole: poner y quitarse los zapatos, bajarse y subirse el pantalón, pedir cosas cuando lo necesiten…
  • Pasar tiempo con gente cercana con la que tengan confianza (familiares, amistades…) sin la presencia de adultos de referencia (padre, madre…) para ir trabajando el vínculo y la separación.
  • Mostrar una relación de cercanía y confianza con el equipo docente.
  • Hacer en casa un periodo de adaptación con los horarios (comidas, hora de acostarse y levantarse…).
  • Lo más importante es que durante el verano (y siempre) disfrutéis mucho con vuestros hijos e hijas.

Tener en cuenta y llevar a cabo estas recomendaciones no aseguran un periodo de adaptación maravilloso. Pero estamos seguras que facilitan mucho la incorporación al centro.

Constatamos, como muchas de vosotras, que los niños y niñas que realmente muestran muchas dificultades por lo general no se han separado de su familia y trabajado la separación; encontramos que cada vez más hay niños y niñas que no juegan con iguales y luego no saben relacionarse en el centro; otra dificultad común es que pasan de un nivel de atención alto (el que tiene con su familia) a un nivel de atención repartido con muchas más personas; y cada vez más nos encontramos con los niños y niñas que hacen lo que quieren, que no tienen un marco de acción claro y llegar al centro escolar los frustra muchísimo.

Sin embargo, el resultado de la escolarización es un beneficio ineludible para nuestros niños y niñas. Así que desde aquí me gustaría dar la enhorabuena a las familias y docentes que dan el máximo para un buen periodo de adaptación.

Padre de familia numerosa y experto en crianza, educación y organización familiar. Es autor de Educar sin GPS, una visión global de la crianza para que disfrutes por el camino de la editorial Planeta.

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