Voy con una verdad un tanto cruda.
Es una verdad a la que nos enfrentamos todos los padres y madres.
Sin excepción.
A no ser que estés mal de la cabeza, lo normal es querer lo mejor para tus hijos.
Queremos educarles para que les vaya bien en el futuro.
Hasta aquí todos de acuerdo.
¿Pero esto cómo se hace?
Repito:
¿Cómo se educa a nuestros hijos para que les vaya bien en el futuro?
Y otra pregunta,
¿Qué futuro?, ¿Cómo será ese futuro?
Pues si has llegado hasta aquí tengo que decirte que te he mentido.
No va a ser una verdad cruda, si no dos.
Para que veas que soy generoso.
Ahí voy con la primera.
Sin miramientos:
Educas a tu hijo cómo te gustaría que te hubieran educado a ti.
¿Y qué necesitan?
Que le eduques como necesita TU HIJO que le eduquen.
Sin tus proyecciones de lo que no te dieron a ti.
Sin compensar lo que tú no recibiste y dándoselo.
A ver, lo hacemos todos.
Y es difícil.
Yo me pasé diciéndole a mi primer hijo que le quería dos años sin parar.
No recuerdo que mi padre me lo haya dicho nunca.
Ahí, compensando lo que yo no recibí.
Para que veas que pecamos todos (y tan felices).
Peca, pero tenlo en cuenta que evita algunos digustos.
Bien.
Voy con la segunda verdad incómoda.
No tienes el hijo que quieres, si no el que es.
Rellena los huecos:
Me gustaría que mi hijo fuera __________ (característica).
Y resulta que es _________ (característica).
Por que se parece a su __________ (familiar cercano).
¡Pues lo siento!
La vida es así, resulta con son ellos mismos.
Con SUS virtudes y SUS defectos.
Y como somos sus padres y somos el espejo en el que se miran.
Podemos influir poco, mucho o regular dependiendo del hijo.
Pero solo podrás hacerlo si aceptas el hijo que tienes.
Desde ahí se puede trabajar.
Tapándolo y no dejándole ser quien es pasará lo que no quieres.
Acumulará resentimiento y malestar.
Bueno, después de esto me quedan dos cosas.
Venderte mi libro para que en el ejercicio del capítulo 1 seas capaz de distinguir como afecta cómo te educaron y cómo educas.
Y dos.
Desearte un buen día y despedirme como siempre.
Un abrazo grande,
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