Hace un par de días fui a un sitio.

Un tienda en concreto.

Que a priori a todos los padres nos parece buena idea.

Pero según pasa el tiempo dentro la cosa se va complicando.

¿Sabes cuál te digo?

Seguro que tienes varias en mente.

Me refiero a Decathlon.

Un lugar apto para toda la familia pero que si vas con varios hijos la cosa termina desesperando.

Que si quiero esto, que si quiero lo otro, que si deja la pelota esa, que no te subas a esa bici o a la cinta de correr…

En lo que deja lo que ha cogido uno, la otra ya ha cogido otra cosa.

Un poco bien, pero cuesta sacarles y devolver la pelotita de nuevo a su sitio.

Por cierto, yo creo que ponen el expositor de pelotas en medio del pasillo aposta.

Estoy seguro.

Esta vez iba con Mae (casi 4 años) y Zaia (con año y medio).

Venía mi madre también (siempre es bueno llevar refuerzos).

Lo nuestro se dio normal, lo que te decía antes.

Al principio bien, hasta que se empiezan a pasarse de vueltas, la pelota que han cogido se ha metido bajo la ropa, tiran las perchas y demás.

Con paciencia todo en orden a pesar de la edad de los dos que es proclive al caos decathlonero.

Desde aquí un abrazo a las personas que trabajan allí.

Gracias de nuevo (dejamos las cosas en su sitio).

El caso es que me crucé con una pareja y sus dos hijos en varias ocasiones.

Me llamó la atención porque ella le estaba regañando al mayor que tendría unos 5-6 años y no de buenas maneras.

Pero oye, cada cual hace lo que puede.

Evito criticar porque nadie sabe qué ha pasado realmente y bastante tenemos ya.

Pero te describo la situación.

Cuando salimos, me los volví a encontrar.

La madre estaba completamente frustrada.

Le recriminaba al mayor que estaba subido en las barras donde se guardan los carros:

– “Te has portado fatal y no me haces ni caso. Yo he salido a comprar por ti, para que salieras de casa”

– “Te has quedado sin tele, sin videoconsola y sin…”

No me acuerdo que más le iba a quitar pero no había muchas más opciones.

Ella enfadada, el niño que seguía subido y sin intención de bajar, su padre mudo y el pequeño a sus cosas.

Pues bien, sin ánimo de criticar y por si te ha pasado.

Los niños se comportan en función de las normas y límites que les ponemos.

FIN.

Así de sencillo es.

(A no ser que sea un problema psicológico o biológico que es otro tema).

Se resume en lo que permitimos los adultos y lo que no permitimos.

Si te pasas de firmeza, no se pueden expresar y estarán mal.

Si te pasas de libertad, terminarán estando inseguros y posiblemente poniéndose en riesgo.

Pero sobretodo, si quieres que “se porten bien” (o que te hagan caso).

Explica las normas claras.

Y si no se cumplen, ve físicamente y pon un límite (con amor y firmeza).

Sin embargo, la mayoría de padres y madres esperamos que cuando les decimos a nuestro hijo que “se porte bien” en dicha tienda o en otra, automáticamente no se mueva y este callado.

Que si es poco tiempo vale si no son muy pequeños, pero no suele serlo.

El problema es que para ellos es el paraíso de los estímulos deportivos donde pueden moverse y experimentar y hay miles de cosas que se pueden tocar.

Bien.

Esto de los límites da igual las veces que lo explique siempre genera dudas.

Te lo explico en detalle en el capítulo 4 de mi libro.

Educar sin GPS

Concretamente en la página 191.

El capítulo se llama “El porqué de los límites”

Para que lo leas y lo releas.

Educar sin GPS

Un abrazo grande,

Ares

Pd: Si no tienes igual es el momento de comprarlo.

Pd2: Quien decide dónde va toda la familia somos los padres y madres. Los niños pueden participar pero la responsabilidad es nuestra.

Padre de familia numerosa y experto en crianza, educación y organización familiar. Es autor de Educar sin GPS, una visión global de la crianza para que disfrutes por el camino de la editorial Planeta.

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