Ha comenzado una carrera entre muchos colegios, escuelitas y todo tipo de espacios educativos para mostrar su trabajo en las redes sociales, sobre todo Facebook e Instagram. ¿Es necesario mostrar a los niños y niñas?

Entro en Instagram, entre los muchos perfiles educativos de centros escolares que sigo veo que hay un alto porcentaje de publicaciones donde aparecen niños, niñas y jóvenes realizando diferentes actividades.

Seguramente sus progenitores hayan firmado una autorización donde se especifica que el centro va a publicar imágenes en redes sociales. Lo que se omite es que poner una imagen en redes sociales es lo mismo que hacerla pública.

Una fotografía de una persona es un dato de carácter personal que aporta una información valiosa y privada. Un tratamiento indebido podría vulnerar sus derechos fundamentales.

Hablemos de ética

La infancia y la adolescencia se han convertido en un producto de marketing, publicidad y gancho mediático que busca un beneficio económico de los centros educativos. Esos que precisamente educan en el respeto, la cooperación y los valores. ¿No es una gran incoherencia?

Lo primero es considerar que hablamos de sujetos de derecho en todas sus dimensiones. Derecho a cuidados, hogar, familia, alimentación, nombre, pero que en estos momentos ven vulnerado su derecho a la intimidad.

La vida privada del niño es del niño, no de sus progenitores y menos de un centro educativo.

De hecho, según las últimas sentencias judiciales, son los progenitores quienes deben proteger a sus hijos evitando, en interés del menor, una sobreexposición en estos ámbitos. Puede que ahora o en el futuro no quieran que otras personas les vean en un contexto privado, espontáneo y seguro como es un centro educativo.

¿Para qué se publican estas imágenes?

La línea principal es mostrar lo que ocurre en el espacio educativo para así incorporar nuevos alumnos y alumnas. Un objetivo totalmente lícito, ya que sin alumnado no existe un centro.

Para ello, se debería utilizar la documentación pedagógica: fotografiar detallando y justificando el proceso educativo, narrando lo que acontece y sobretodo, respetando los procesos y la intimidad de la infancia. Cuidando lo que se expone, cuidando la infancia.

Puestos a documentar, sería mejor utilizar Google Photos o similares donde solo acceden a ver las fotografías las familias, se puede añadir texto y no forma parte del ámbito público.

Para fines comerciales como las redes sociales, es necesario no mostrar rostros de los niños y niñas. Se pueden publicar imágenes del centro y del trabajo que se hace sin vulnerar su identidad.

Artículo publicado en el número 98 de la revista Aula de Infantil de Graó

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Padre de familia numerosa y experto en crianza, educación y organización familiar. Es autor de Educar sin GPS, una visión global de la crianza para que disfrutes por el camino de la editorial Planeta.

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