Hoy te iba a escribir sobre productividad e hijos.
Que parecen cosas incompatibles pero hay muuuchos trucos. Te iba a hablar de uno que lo cambia todo.
Pero… he cambiado de opinión.
Esta mañana, en una de las sesiones de mentoría y seguimiento con una familia por poco me echo a llorar de la emoción.
He terminado la sesión con los pelos de punta.
Y mira, simplemente, te lo quiero compartir.
Por si las palabras de Carla te ayudan en tu maternidad o paternidad.
Que seguro que sí, porque son situaciones que compartimos.
Te pongo en contexto.
Es una familia normal de Madrid, ambos trabajan, dando el máximo en el trabajo y en casa. Tienen tres hijos: los mellizos de 10 años y el pequeño de 4. Por si fuera poco la vida les ha traído algunas dificultades de aprendizaje a sus hijos. Lo que lo complica más.
Se desviven por sus hijos, les han dado todo lo que podían y más. Son valientes y les admiro por muchos motivos.
Por estar 6 meses formándose, por apostar por la crianza de sus hijas, por buscar soluciones, por mejorar, por luchar juntos, por la familia tan bonita que tienen, por cuidarse…
En febrero decidieron empezar conmigo porque no llegaban a todo y terminaban a menudo con enfados o gritos en casa.
En quince días acaban el curso y hoy en la sesión Carla hacía un balance de estos meses:
“De hecho, uno de los regalos que me llevo de estos meses juntos… ha sido darme cuenta desde la primera sesión que si nosotros no estamos bien, nada funciona.
He hecho el canelo muchísimo. Tengo la sensación que en los últimos años he intentado hacer tantas cosas… y tantas cosas que no eran necesarias. Me he llevado un palazo tremendo.
He estado tan enfocada en darles la mejor fiesta de cumpleaños, el mejor regalo, el….
Me he perdido en eso pudiendo enfocarme en cosas muchísimo más sencillas: la observación, pasar tiempo… me ha hecho ahí un crack…
También cosas que no son materiales que hemos trabajado estos meses. Cuánto he hipotecado mi descanso, mi sueño o mi confort personal por agradarlas a ellas cuando a lo mejor era algo que no tenía que seguir haciendo y podía seguir atendiéndolas de otra forma.
Ares, necesitaba descansar, estaba entrando en un bucle de autodestrucción.
Gracias.”
Yo sigo emocionado, porque llegar hasta este punto del que habla y conseguir cambiarlo es un aprendizaje para toda la vida.
Y hasta aquí el mail de hoy, si quieres empezar a mejorar cosas te recomiendo mi libro. Este:
Y si quieres dejar de tener conflictos, vivir bien y tomar las riendas de la crianza de tus hijos:
Un abrazo grande,
Ares
Pd. Gracias a todas las personas que me compartís lo más preciado que tenéis. Vuestra vida familiar, vuestros hijos y vuestra pareja.
Pd2. Aquí seguiré ayudando.
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