Ando perdido en el interior de Pontevedra, Galicia.
Hemos venido a pasar 12 días con unos amigos.
Las dos familias: 4 adultos y 6 niños.
Dos de 10 años, dos de 7 años, uno de 3 años y la peque de año y medio.
Está siendo una maravilla.
La zona es verde, llena de naturaleza, animales, ríos y playas fluviales.
¿Y qué hacemos con tantos niños?, ¿dónde vamos?
¿Cómo compaginas necesidades de pequeños y mayores?
Uno de estos días, después de estar en casa dijimos: “Venga, pues hoy salimos a andar por aquí”.
Salimos con la peque colgada en la mochila y empezamos a andar.
A ritmo de Mae con 3 años.
Pasamos por el río, cogimos algún puente, nos paramos a coger moras.
Más lento que lo que queríamos los adultos claro.
Al rato Zaia, la pequeña, también quiere bajarse a andar y explorar.
Más lento aún.
Total: 2,5 km para dos horas de paseo.
Como estamos entre amigos todo fue bien, pero la realidad es que parte de los adultos y de los niños pequeños querían andar más. Mientras que los pequeños, querían explorar.
¿Habíamos hablado primero que queríamos o necesitamos cada uno?
No.
A los dos días se propuso hacer una ruta por el campo otra vez. Visto que por las edades de los niños hay dos necesidades diferentes.
Dividimos el plan.
Mientras que el equipo andarín (dos adultos y los cuatro mayores) hicieron 8km en tres horas subiendo una montaña y pasando por lugares maravillosos. El equipo explorador (dos adultos y los dos pequeños) nos quedamos a explorar el entorno esas tres horas.
Yo fui del team explorador.
¿Sabes lo que hicimos?
Atenta, atento.
Que esto parece una narración pero es lo que necesitan los niños por debajo de los 4-5 años.
Sigo
Salimos de casa y vimos una señora mayor con sus ovejas 15 ovejas encantada de ver tanto niño por el pueblo.
Después, nos quedamos media hora en frente de casa metiendo hojas en un torrente de agua para ver cómo caían.
Subimos la calle para ver los molinos de agua. Después andamos 50m hasta una fuente.
Bajamos al río. Media hora con las piedras el agua y escalando un árbol tumbado.
Volver a los molinos y encontrarnos de nuevo con la señora.
Saludina se llama, de Salud. No “Saladina” como le decían en el pueblo. Lo tuvo que pintar en su puerta para que nadie se equivocase.
74 años tiene y anda todo el día huerto arriba y abajo. Feliz que estaba y además, nos dio dos racimos de uvas y nos contó sus aventuras de cuando vivía en Suiza.
Ya en la calle de al lado nos encontramos un tractor, se subieron y foto.
Subimos por la calle parándonos a coger moras y ver las gallinas y los frutales.
Bajamos y vuelta a casa, ni una manzana habíamos hecho.
2 horas y media horas tardamos.
Felices el equipo explorador y felices el equipo andarín media hora después.
Hambrientos todos.
(Las lentejas de la thermomix que había hecho antes mi chica nos esperaban).
Maravilla.
Hacer planes y actividades con niños parece fácil.
Pero la realidad es que pensamos en una actividad para hacer con nuestors hijos, ponemos unas expectativas de cómo será y luego no se cumplen.
O no tenemos en cuenta las necesidades de unos y otros.
Total que si se tuerce la cosa, los niños están mal, tú terminas frustrado o frustrada.
Y al final dices, ¿para qué hago yo esto?
Me lo dicen muchas de las familias que acompaño personalmente durante 6 meses.
Lo hablamos, analizamos que es lo mejor para su familia y buscamos soluciones.
De hecho, Carlos y Luisa no podían hacer planes con más gente y con sus hijas porque al final terminaban enfadados. No compensaba.
Después de enseñarles a observar qué necesitan sus hijas, tener en cuenta sus necesidades y ganar herramientas en la crianza ahora disfrutan de un montón de planes y actividades.
Son felices en familia.
Y yo más.
Dicho esto.
Tengo un curso con acompañamiento individualizado.
6 meses conmigo (o más)
Para resolver todas tus dudas y crear la vida familiar que tú quieras.
Para que tú, tu pareja (si la tienes) y tus hijos estés bien.
Repito: 6 meses conmigo
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